Nació en España. En 1741 fue nombrado Ingeniero Director de las fortificaciones de Cartagena. El 29 de noviembre de 1742 llegó a Cartagena y después de inspeccionar las fortificaciones, comenzó a trabajar en un proyecto general de reconstrucción y reparación de todas las fortalezas. Recorrió, junto con el Ingeniero Desnaux, el canal de Bocachica y determinó la manera de fortificarlo, y de construir un castillo ciudadela con almacenes a prueba de bombas en donde pudiesen poner los comerciantes en resguardo sus mercancías en caso de sitio.

En 1743 recomendó y ejecutó la construcción del Fuerte de San Sebastián. En 1743 pasó a Portobelo para disponer un proyecto de fortificación de aquella plaza según se lo había encargado el Virrey. En 1744 regresó a Cartagena y elaboró el mapa de la Bahía de la ciudad, la Ciénaga de Tesca y la Costa desde Barú hasta la Punta Canoa. En 1751 reparó el baluarte de San José que estaba arruinado. En este año se enfermó de gravedad. El 28 de abril de 1752 murió en Cartagena.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951. pp. 161-166, 171-174, 254-256.

San Sebastian del Pastelillo

Iglesia de San Francisco de la Montaña, PanamáSe cree que la fundación del pueblo de San Francisco de la Montaña fue en 1621, sus fundadores fueron Fray Pedro Gaspar Rodríguez y Valderas, miembro de la orden de Santo Domingo. Los habitantes de esta comunidad fueron en su mayoría aborígenes que durante el  siglo XVII vivían en chozas de paja agrupadas alrededor de un pequeño y rústico templo. La comunidad en general era pequeña, para el año de 1691 contaba con sólo 50 personas. La parroquia del pueblo de San Francisco de la Montaña fue edificada en el año 1727, según el Padre Fernández de Palomera Vidal. Este templo, fue declarado Monumento Nacional en el año de 1937. Nos ofrece, quizás, la más bella síntesis del arte colonial, representado en sus hermosos altares de madera tallada. Y es que lo más notable en la Iglesia de San Francisco de la Montaña, es el mérito artístico de sus altares y retablos, su púlpito y demás expresiones de arte representadas en la exquisita talla de sus obras interiores.

Iglesia de San Francisco de la Montaña, Panamá - Interior

El Fuerte de YavizaEste fuerte se levanto en la confluencia del Río Chico con el Chucunaque, paso obligado de los bárbaros del Darién. Un viejo cañón disparaba dando la alarma del asalto de los indios.

Entre 1715 y 1734, el fránces Tibón y el mestizo García mantuvieron en intranquilidad el Darién. García ocupó la fortaleza, pasando por las armas a la población, incluyendo el cura párroco. Reanudando la catequización del Darién por los jesuitas, se reconstruyó en 1761 la Casa Fuerte de Yaviza, de la cual sólo quedan ruinas en la actualidad.

Arquitectura Colonial en Panamá, Rubén Dario Carles, 1966, p. 22

Mapa de Portobelo, Panamá, 1740

Mapa de Portobelo, Panamá, 1740

De los seis personajes vinculados por parentesco al apellido Antonelli, el único que nació en España fue Juan Bautista Antonelli, hijo de Bautista Antonelli y de María de Torres. Juan Bautista Antonelli, en varios documentos identificado como “el mozo” a fin de evitar confusión con la repetición del nombre, nació en Madrid en el año de 1585, un año antes del viaje que Bautista, su padre, realizó al Caribe en 1586. Hasta la edad de 19 años casi no tuvo contactos con su padre y, seguramente, sólo pudo estar con él en 1588 (tenía tres años) cuando Bautista y Juan de Tejeda, gobernador de Cuba, regresaron a Madrid para tratar múltiples puntos del proyecto defensivo del Caribe. En 1589, Bautista Antonelli padre, regresó a Cuba y no fue sino quince años más tarde, en 1604, cuando viajó nuevamente a Madrid. Para ese momento Juan Bautista tenía 19 años, es decir, una edad bastante madura como para acompañar a su padre al Caribe. Fue el viaje que los llevó a inspeccionar las salinas de Araya.

La visita a Venezuela, en Araya, Cumaná y la isla de Margarita fue relativamente corta; de allí siguieron hacia Cuba donde Cristóbal de Roda Antonelli estaba al frente de las fortificaciones desde 1594. En La Habana, Bautista Antonelli padre se separó de su hijo Juan Bautista quien, desde ese momento, quedó al lado de su primo Cristóbal de Roda. Roda era 24 años mayor que Juan Bautista, lo cual le asigna una edad de 43 años al momento de encargarse de su primo Juan Bautista “el mozo” que contaba con 19. Fueron 18 años de entendimiento, colaboración y amistad arraigada en un afecto familiar mucho más sólido del que tuvo con su progenitor. Cuando Bautista Antonelli murió en Madrid el año de 1616, dejó todos sus bienes a los Carmelitas Descalzos y a los pobres de Gatteo, su pueblo natal. Su hijo Juan Bautista, único heredero, ni siquiera se menciona en los documentos que reparten la herencia.

En 1610 viajó a España para informar a la corte del estado de las obras y, en 1618, repitió el mismo viaje para informar de los daños ocasionados por un fuerte huracán. Los daños fueron cuantiosos en las murallas y baluartes de la costa debido a los socavones producidos por el embate de las olas; además, varias zonas de la ciudad fueron anegadas causando daños en viviendas y depósitos.

En 1622 fue a la península de Araya, en Venezuela, para iniciar la construcción del castillo que iba a eliminar el robo de la sal que de manera descarada, pero muy organizada, los holandeses llevaban a cabo todos los años. Permaneció por ocho años seguidos al frente de los trabajos, hasta 1630, cuando el gobernador de Cumaná, Cristóbal de Eguino, lo envió a Madrid para informar al rey y a la Junta de Guerra de todas las obras realizadas y a punto de terminarse.

En Puerto Rico estuvo unos cuantos meses en el Morro, modificando la Puntilla y construyendo nuevas plataformas. Satisfecho con las intervenciones de Juan Bautista, el gobernador Henrique Henríquez le pidió que antes de regresar a Cumaná-Araya viajase nuevamente a Madrid para explicar las nuevas trazas que había delineado. Al llegar a la península se enteró de la muerte de su primo Cristóbal de Roda, acaecida el 25 de abril de 1631. El rey le confirió el título de Ingeniero Militar de Indias con sede en Cartagena y con el sueldo de mil ducados anuales, lo mismo que devengaba su primo Cristóbal de Roda.

Para el mes de agosto de 1633 se encontraba nuevamente en Araya y pocos meses después en Cartagena de Indias. En 1635 viajó a Puerto Rico donde inspeccionó y ordenó modificaciones en las fortificaciones de la ciudad y de la bahía. De Puerto Rico siguió para Cuba donde, en su calidad de Ingeniero Militar de Indias, “corrigió, reparó y aumentó sus fuerzas” tanto en La Habana como en Santiago.

Los últimos diez años de su vida los dedicó a las fortificaciones de Cartagena de Indias y Portobelo. En 1645 estaba construyendo el baluarte de Santa Catalina que, juntamente al de San Lucas, formaba el Frente de tierra de la ciudad amurallada. En diciembre de 1649 murió en esa misma ciudad y con su desaparición también se extinguió el apellido de los Antonelli en América.

Castillo de Santa Barbara - Juan Bautista Antonelli

Es seguramente la figura más enigmática, hosca y insociable que se haya dado entre los componentes de la familia que procreó tantos arquitectos y ingenieros militares.

Era hijo de Rita Antonelli, hermana de Juan Bautista y de Bautista, quien casó con Antonio Rota, y nació en 1560 en el mismo pueblo de Gatteo. Cristóbal Roda, por lo tanto, era sobrino de Juan Bautista y Bautista Antonelli y primo hermano de Juan Bautista Antonelli (hijo de Bautista) y de Cristóbal y Francisco Garavelli Antonelli. En los documentos existentes en su pueblo natal, el apellido de su padre aparece como Rota. Roda o de Roda debe verse como la españolización del mismo apellido.

Muy joven, tenía 17 o 18 años, fue llamado por su tío Juan Bautista para integrarse al grupo familiar que ya se encontraba en España. En efecto, para el año de 1578, Juan Bautista, Bautista y los dos Garavelli estaban trabajando en las fortificaciones de la costa levantina y en el norte de África. Cristóbal se incorporó de inmediato al equipo en calidad de ayudante y aprendiz. Desde 1580 trabajó con su tío Juan Bautista en la navegación del río Tajo y con él permaneció hasta la muerte del mayor de los Antonelli, acaecida en el año de 1588. A Cristóbal de Roda le tocó el honor de estrenar la ruta fluvial al mando de las siete barcazas que en quince días cubrieron el trayecto entre Toledo y Lisboa. En 1591, su otro tío, Bautista, que se encontraba en La Habana, solicitó su presencia por necesitar de un ayudante que los asistiera en los varios trabajos que realizaba en Cuba y lo representara durante las ausencias ocasionadas por los viajes de inspección y asesoramiento que lo llevaban a Portobelo, Chagre, Panamá, Veracruz, Santiago y Cartagena. Cristóbal de Roda llegó a Cuba en el mismo año de 1591 y se quedó en La Habana por más de quince años, hasta que Tiburcio Spannocchi, el 4 de agosto de 1607, lo recomienda para dirigir las murallas y otras fortificaciones de Cartagena de Indias. Al dejar Cuba fue a Chagre, Portobelo y Panamá y el 28 de octubre de 1608 llegó a la ciudad amurallada en la costa colombiana acompañado por su primo Juan Bautista Antonelli, hijo de Bautista, que para esa fecha contaba con 24 años.

De los cuarenta años transcurridos en América, Cristóbal de Roda pasó 17 en La Habana y los otros 23 en Cartagena de Indias. Estuvo con su tío Bautista en las obras del Morro y de La Punta hasta el 8 de octubre de 1594, día en el que Bautista dio el adiós definitivo a La Habana. Cristóbal de Roda quedó al frente de las obras cubanas hasta 1608. Son los catorce años más oscuros de su vida y de sus actividades. Sabemos, sin embargo, que nunca abandonó los trabajos defensivos de la entrada de la bahía de La Habana y que, además, intervino en obras urbanas y asesoramiento para el Morro de Santiago de Cuba. En una de las cartas al rey solicitando reconsideración de su sueldo, informa que tenía esposa y dos hijos; posiblemente se casó en La Habana puesto que a esta ciudad llegó soltero en 1591.

Desde 1608, año de su llegada a Cartagena, hasta el 25 de abril de 1631, fecha de su muerte, Cristóbal de Roda prácticamente no se movió de Cartagena a lo largo de 23 años; parece que la única ausencia fue motivada por la reunión de Araya a la cual asistió en compañía de su primo Juan Bautista para tratar con el gobernador de Cumaná sobre la construcción del castillo de las salinas.

Cristóbal de Roda

Cristóbal de Roda

Catedral de Panamá NuevoEn 1676 el obispo Antonio de León fue autorizado por el Consejo de Indias para realizar esta obra, sin embargo, fue hasta 1690 que se empezo y se colocó la primera piedra. Los trabajos estuvieron al mando del maestro Pedro de Torres, siguiendo las trazas del capitán Juan de Velasco. Las obras fueron detenidas en 1700 y hasta 1732 fueron reanudadas. Al fin en 1762 la iglesia fue bendecida, recibiendo su consagración en 1796. Es un templo de grandes dimensiones, de tres naves con capillas laterales poco profundas y testero plano. La techumbre es de madera con falsas bóvedas cubiertas por un enorme tejado. El imafronte comporta por tres arcos en planta baja, siendo el central el mayor, separados entre sí por columnas pareadas sobre pedestal. Por encima del entablamento se abren tres ventanas geminadas con otras columnas divisorias. La sencillez de las torres de tres cuerpos y chapitel en forma de pirámide octogonal, encuadra el centro bastante rico y profuso de ornamentación.

Historia del Arte Colonial Sudamericano, Damián Bayón et. al, Ediciones Polígrafa, 1989, p. 259

Convento de San José, PanamáFundado en 1612 por Fray Vicente Mayol, este fue uno de los últimos conventos establecidos en Panamá la Vieja . Por mucho tiempo se emplazó este convento en el sitio que ocuparon las ruinas de la Iglesia del Convento de las Monjas de la Concepción, pero las únicas dos iglesias que no fueron destruidas por las llamas cuando la ciudad fue saqueada y quemada en 1671, fueron la Iglesia de La Merced y la Iglesia de San José, y que ellas debieron estar localizadas cerca de los arrabales de la ciudad . Hay, por lo tanto, la creencia bien fundada de que las extensas ruinas situadas a la derecha de la calle de Santo Domingo, a corta distancia del puente del Rey, son en realidad las del Convento de San José y no las de la capilla de Santa Ana, la que también estaba situada en los arrabales en esa sección de la ciudad. Confirmando esto hay un informe rendido al Rey por Miguel Francisco de Marichalar, de 25 de octubre de 1671, que asegura que el Convento de los Agustinos Descalzos estaba en las afueras y escapó al fuego de la ciudad.

220 Años del Periódo Colonial en Panamá, Rubén D. Carles, Panamá R. de P., 1969, p. 20

Antonio Arévalo fue el último de los ingenieros militares españoles que trabajaron en Cartagena. Sus construcciones han perdurado hasta nuestros días y constituyen la mayor atracción turística de la ciudad. Nace en 1715 en la Villa de Martín Muñoz de la Dehesa, cerca de Arévalo en Castilla la Vieja. El 1 de octubre de 1736 ingresó como cadete en el Regimiento de Orán, en donde estudió matemáticas por tres años. Para 1739 viajó a Madrid para comparecer ante la Real Junta de Fortificaciones y obtuvo el grado de Subteniente de Infantería y la patente de «delineador» apto para el ascenso a «Ingeniero Extraordinario». Puesto que obtuvo el 4 de junio de 1741. Después fue destinado a Cádiz donde estuvo a las órdenes de don Ignacio Sala, quien era, ingeniero Director de las Fortificaciones de Andalucía.

El 6 de febrero de 1742 se embarcó para Cartagena por órdenes del Ingeniero Mac-Evan. En el camino conoció La Guayra, Puerto Cabello y Maracaibo. Levantó los planos de San Juan de Puerto Rico y de otras ciudades de las ciudades que visitó. El 29 de noviembre de ese año llegó a Cartagena. Allí levantó un mapa de la bahía de Carta y sus inmediaciones; pasó a Santa Marta, por orden del Virrey Eslava, donde también levantó planos e hizo además las obras necesarias para ponerla en defensa. Regresó a Cartagena y trabajó en el fuerte de San Sebastián del Pastelillo, en el baluarte de San José, en la construcción del cuerpo de guardia y cisternas del Castillo Grande y en los recalzos que se le hicieron a la muralla de la Marina. Trabajó en las obras del Dique de Boca Grande, proyectado por don Ignacio Sala. Viajó a Honda para construir un puente de cal y canto sobre el río Gualí. Viajó a Santafé, donde elaboró el proyecto, que ejecutó en gran parte, de una calzada de media legua de longitud con dos puentes en una llanura anegadiza.

En 1753 reemplazó a Ignacio de Sala, cuando éste visitó Portobelo. Trabajó en el fuerte de San Fernando a órdenes de don Lorenzo de Solís. En 1757 reemplazó a don Lorenzo de Solís, cuando éste marchó a Veracruz. Inició la demolición del castillo de San Luis y el saneamiento de las inmediaciones pobladas de ciénagas, que eran fuente de enfermedades. Se enfermó de gravedad. Dirigió los recalzos que se hicieron a los baluartes de La Merced, Santa Clara y Ballestas. En 1761 se le encomendó la misión de pacificar a los indios del Darién y de practicar el reconocimiento de aquellos territorios. Levantó un mapa general y varios planos de sus puertos y caminos, escribió un diario de viaje, así como una descripción de la provincia y de las ventajas que se obtendrían poblándola ya que ofrecía fáciles pasos hacia el Pacífico.

Para 1762 regresó a Cartagena que estaba en guerra con los ingleses y tuvo que encargarse de sus defensas: construyó las baterías de los cerros de San Luis, San Felipe y San Lázaro, hizo otras en Bocachica, reunió toda clase de pertrechos de guerra, y clausuró las puertas de Santo Domingo y Santa Catalina. Entre 1765 y 1771 trabajó en la construcción del dique o escollera, paralelo a la muralla, desde el baluarte de Santo Domingo hasta el de Santa Catalina. Este Dique sirvió de protección a la muralla de la Marina.

El 26 de julio de 1773 fue ascendido a Brigadier y poco después a Ingeniero Director. En 1782 fue nombrado gobernador interino de Cartagena. Continuó al frente de la Comandancia de Ingenieros de Cartagena y terminó por completo las fortificaciones. El 26 de febrero de 1791 fue ascendido a teniente general de los ejércitos. El 27 de septiembre de 1799 se le concedió pensión de retiro, nombrándolo a su vez Consejero del Estado Mayor del Ejército del Virreinato de Santafé. Muere el 9 de abril de 1800 en Cartagena.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951, pp. 172-189, 260-264.

Plano realizado por Antonio de Arévalo de la bateria del angel San Rafael

Convento de la Compañía de Jesús, PanamáEl convento de los jesuitas estaba emplazado en la calle de La Empedrada, cerca de la plaza principal. Establecido en 1578 recibió la ayuda del Tesoro Real. La mayor parte del trabajo de mampostería de la iglesia, que reemplazaba la anterior construcción de madera, fue iniciada en 1608. En su interior se organizó un colegio de enseñanza superior para los vecinos de la ciudad a fin de que no tuvieran que ir a Lima a terminar sus estudios. En esta casa se recibían muchos huéspedes que en todas las flotas venían de España para ir al Perú y viceversa, causando con esto muchos gastos y no pocas incomodidades a los padres Jesuitas .

220 Años del Periódo Colonial en Panamá, Rubén D. Carles, Panamá R. de P., 1969, p. 19, 20