Se conoce únicamente que era indio pintor, vecino de Quito en 1642, y que tenía bohío en la parroquia de San Blas.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 222

Consta como indio pintor que, en enero de 1606, se concertó con Pedro de Lenis, Mayordomo de la Santa Vera Cruz para hacer un crucifijo coronado. Después de conseguir el respectivo permiso de las autoridades, el trabajo debía estar concluido para el domingo de Ramos de ese año. Fue pintor formado en la escuela de fray Jodoco Ricke, sabía leer y escribir y por ello en el concierto consta su firma.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 220

Indio del pueblo del Quinche, del ayullu de don Timoteo Tacuri, maestro cantero. En 1664 contrata con el hermano jesuita Marcos Guerra, arquitecto y artífice de la iglesia de la Compañía, para realizar “una portada de piedra” para el colegio de los jesuitas. Los conventuales le daban el almuerzo y la merienda, y la obra debía concluirse en marzo de 1665.

El trabajo de Aulis, primorosamente acabado, sobrio y elegante, puede admirarse todavía en el presente. Se considera que la portada del Colegio de los jesuitas, junto con la de las conceptas y la del Carmen Bajo, son de las más elegantes que se levantaron en Quito.

Diego Aulis

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 201, 202

Documentos de 1620 dicen que era indio pintor natural del pueblo de Chambo en el Corregimiento de Riobamba. Firmó un concierto con el presbítero Juan de Aguirre para pintar y dorar un retablo de madera para el Altar Mayor. El artista debía poner el cedro necesario para fabricar el Altar Mayor de la iglesia de San Agustín en la Villa del Villar Don Pardo.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 220, 221

Indio ladino y albañil afincado en Quito. Después de concluida la primera etapa de la construcción de San Francisco, en octubre de 1618 se obliga a asentar la portada de piedra vieja, la piedra que perteneció al Palacio de Huayna Cápac o Casa del Placer, con el orden y traza que diera el padre fray Francisco Benítez obrero mayor. Se debía pagar a Gaspar Borja doce reales de a treinta y cuatro maravedíes cada uno. Además de la comida, el convento debía entregarle doce fanegas de trigo, veinticuatro carneros, una botija de vino cada dos meses, diez fanegas de maíz, dos cargas de sal y una arroba de pescado, cada año.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 197, 198

Indio, maestro cantero, natural y morador de Quito. En 1667 fue contratado por Cristóbal y Blas de Chávez, para realizar algunas obras en la ciudad de Pasto. A solicitud de Antonio Ruiz  Navarrete, cura beneficiado del pueblo de Fungubito, jurisdicción de Pasto, los Chávez habían viajado a Quito en busca de oficiales alarifes y canteros para la construcción de la iglesia parroquial de aquella ciudad.

Bermejo se trasladó a Pasto y recibió cabalgadura y comida para viajar junto con su familia. Se obligó a hacer la portada principal de dicha iglesia de la forma como quisiere el dicho cura Navarrete.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 202, 203

Indio Pintor residente en Quito. Es posible que el insigne Miguel de Santiago haya sido su hijo natural. Una información del 21 de agosto de 1626 indica que Vizuete firmó contrato con el presbítero Esteban Farfán de los Godos, mayordomo de la construcción de la Catedral y se obligó a pintar dos lienzos grandes del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo y de la adoración de los Reyes Magos. La obra debía ser entregada en dos meses para colocarla en el Altar Mayor. El pago que recibió el artista fue de ochenta pesos. Lo que no se ha podido confirmar es si este Lucas Vizuete era el padre biológico de Miguel de Santiago o un homónimo que era también pintor e indígena.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 224

El monumento desapareció hace algunos años. Encontramos en Madrid que el 18 de mayo de 1553, el Monarca ordenó que se construya el edificio para el Hospital en la parte de la ciudad de México que más conviniera, esta es la primera noticia que sobre este hospital, ya que la fecha exacta de su fundación no se ha ubicado. La segunda Ordenanza, fechada en Valladolid, el 12 de septiembre de 1556, dispone que se den otros dos mil ducados para la terminación de la obra del edificio, puesto que el Virrey de Nueva España, don Luis de Velasco, había avisado a la Corte que se necesitaba ampliar la partida de la construcción. El Hospital se ubicó a espaldas del convento de San Francisco y contiguo al Real Colegio de Niños Estudiantes de San Juan de Letrán.

Ubicación del Hospital Real de Indios

Para la asistencia de los naturales el Hospital contaba con una botica. Tenía además ocho salas de enfermería, de bastante capacidad; unas estaban separadas para los enfermos de hidrofobia y otras destinadas a convalecientes. En el patio o corral del Hospital se ubicaba un teatro de madera. Este teatro fue consumido por el fuego el 20 de enero de 1722, haciendo grandes estragos al edificio. La reedificación duró cinco años para la cual contribuyó Felipe V.

Se resolvió levantar otro teatro en un sitio aparte en 1725, ubicándolo en el callejón que se llamaba del Espíritu Santo. Esta construcción se debilitó rápidamente y en 1753 se reconstruyó de cantería, dando a la calle que actualmente conocemos como Bolívar.

Después de diversas diligencias, por Real Decreto del 16 de marzo de 1768, quedó establecida en el Hospital la Academia de Anatomía, el 20 de marzo del mismo año se estableció un curso de cirugía, el cual se inauguró el 3 de febrero de 1770.

El Hospital fue decayendo poco a poco hasta que el 21 de febrero de 1822 quedo suprimido definitivamente. Otro decreto del 11 de octubre de 1824 hizo que los bienes pasaran a manos de la Escuela de Agricultura. Luego el edificio fue convertido en fábrica de hilados, después en imprenta, y después vendido por gobierno, desapareciendo todo excepto la iglesia, dando lugar a casas particulares. El Hospital de los Indios de los últimos años había perdido todo interés arquitectónico, puesto que su fachada se había vuelto común, sólo conservamos su esplendor por medio de los planos del Archivo de Indias de Sevilla. El edificio fue demolido en 1935 como parte de los proyectos de modernización de las calles de la ciudad. Por tres  siglos formó parte de la historia de México.

Plano del Hospital Real de Indios

Planta Alta del Hospital Real de Indios

Hospital Real de Indios

Arte Colonial en México, Manuel Toussaint, UNAM, 1962, p. 160
Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, FERNANDEZ, JUSTINO, EL HOSPITAL REAL DE INDIOS DE LA CIUDAD DE MEXICO, 1939, vol. II, núm. 3, pp. 25-47

Para 1630 figura como indio pintor natural y vecino de Quito. Se obligó, ante Miguel Aguirre, a pintar veinte y siete lienzos de la vida del Señor San Francisco. El largo de los lienzos debía de ser de dos varas y el ancho de una y cuarta, y estarían bien pintados con colores vivos y pincel delgado. Miguel de Aguirre debía entregar al artista cincuenta y cuatro varas de malince y bastidores necesarios para las pinturas y le pagaría trescientos patacones de a ocho reales. Miguel Ponce firmó el concierto y se obligó a concluirla para septiembre de 1630.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 221

Este indígena, vecino de Quito, debe haber sido natural de Sangolquí, como lo sugiere su apellido. Su nombre y su arte están mencionados en un concierto suscrito el 25 de mayo de 1602 con la cofradía de la Veracruz para hacer un santo Crucifijo. Como el indígena era iletrado, firmó en su nombre don Pedro de Enis, mayordomo de la citada cofradía.

ARTE COLONIAL QUITEÑO, RENOVADO ENFOQUE Y NUEVOS ACTORES, Carmen Fernández, et al. QUITO, 2007, p. 158, 159.