Panamá


Nació en España. En 1741 fue nombrado Ingeniero Director de las fortificaciones de Cartagena. El 29 de noviembre de 1742 llegó a Cartagena y después de inspeccionar las fortificaciones, comenzó a trabajar en un proyecto general de reconstrucción y reparación de todas las fortalezas. Recorrió, junto con el Ingeniero Desnaux, el canal de Bocachica y determinó la manera de fortificarlo, y de construir un castillo ciudadela con almacenes a prueba de bombas en donde pudiesen poner los comerciantes en resguardo sus mercancías en caso de sitio.

En 1743 recomendó y ejecutó la construcción del Fuerte de San Sebastián. En 1743 pasó a Portobelo para disponer un proyecto de fortificación de aquella plaza según se lo había encargado el Virrey. En 1744 regresó a Cartagena y elaboró el mapa de la Bahía de la ciudad, la Ciénaga de Tesca y la Costa desde Barú hasta la Punta Canoa. En 1751 reparó el baluarte de San José que estaba arruinado. En este año se enfermó de gravedad. El 28 de abril de 1752 murió en Cartagena.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951. pp. 161-166, 171-174, 254-256.

San Sebastian del Pastelillo

De los seis personajes vinculados por parentesco al apellido Antonelli, el único que nació en España fue Juan Bautista Antonelli, hijo de Bautista Antonelli y de María de Torres. Juan Bautista Antonelli, en varios documentos identificado como “el mozo” a fin de evitar confusión con la repetición del nombre, nació en Madrid en el año de 1585, un año antes del viaje que Bautista, su padre, realizó al Caribe en 1586. Hasta la edad de 19 años casi no tuvo contactos con su padre y, seguramente, sólo pudo estar con él en 1588 (tenía tres años) cuando Bautista y Juan de Tejeda, gobernador de Cuba, regresaron a Madrid para tratar múltiples puntos del proyecto defensivo del Caribe. En 1589, Bautista Antonelli padre, regresó a Cuba y no fue sino quince años más tarde, en 1604, cuando viajó nuevamente a Madrid. Para ese momento Juan Bautista tenía 19 años, es decir, una edad bastante madura como para acompañar a su padre al Caribe. Fue el viaje que los llevó a inspeccionar las salinas de Araya.

La visita a Venezuela, en Araya, Cumaná y la isla de Margarita fue relativamente corta; de allí siguieron hacia Cuba donde Cristóbal de Roda Antonelli estaba al frente de las fortificaciones desde 1594. En La Habana, Bautista Antonelli padre se separó de su hijo Juan Bautista quien, desde ese momento, quedó al lado de su primo Cristóbal de Roda. Roda era 24 años mayor que Juan Bautista, lo cual le asigna una edad de 43 años al momento de encargarse de su primo Juan Bautista “el mozo” que contaba con 19. Fueron 18 años de entendimiento, colaboración y amistad arraigada en un afecto familiar mucho más sólido del que tuvo con su progenitor. Cuando Bautista Antonelli murió en Madrid el año de 1616, dejó todos sus bienes a los Carmelitas Descalzos y a los pobres de Gatteo, su pueblo natal. Su hijo Juan Bautista, único heredero, ni siquiera se menciona en los documentos que reparten la herencia.

En 1610 viajó a España para informar a la corte del estado de las obras y, en 1618, repitió el mismo viaje para informar de los daños ocasionados por un fuerte huracán. Los daños fueron cuantiosos en las murallas y baluartes de la costa debido a los socavones producidos por el embate de las olas; además, varias zonas de la ciudad fueron anegadas causando daños en viviendas y depósitos.

En 1622 fue a la península de Araya, en Venezuela, para iniciar la construcción del castillo que iba a eliminar el robo de la sal que de manera descarada, pero muy organizada, los holandeses llevaban a cabo todos los años. Permaneció por ocho años seguidos al frente de los trabajos, hasta 1630, cuando el gobernador de Cumaná, Cristóbal de Eguino, lo envió a Madrid para informar al rey y a la Junta de Guerra de todas las obras realizadas y a punto de terminarse.

En Puerto Rico estuvo unos cuantos meses en el Morro, modificando la Puntilla y construyendo nuevas plataformas. Satisfecho con las intervenciones de Juan Bautista, el gobernador Henrique Henríquez le pidió que antes de regresar a Cumaná-Araya viajase nuevamente a Madrid para explicar las nuevas trazas que había delineado. Al llegar a la península se enteró de la muerte de su primo Cristóbal de Roda, acaecida el 25 de abril de 1631. El rey le confirió el título de Ingeniero Militar de Indias con sede en Cartagena y con el sueldo de mil ducados anuales, lo mismo que devengaba su primo Cristóbal de Roda.

Para el mes de agosto de 1633 se encontraba nuevamente en Araya y pocos meses después en Cartagena de Indias. En 1635 viajó a Puerto Rico donde inspeccionó y ordenó modificaciones en las fortificaciones de la ciudad y de la bahía. De Puerto Rico siguió para Cuba donde, en su calidad de Ingeniero Militar de Indias, “corrigió, reparó y aumentó sus fuerzas” tanto en La Habana como en Santiago.

Los últimos diez años de su vida los dedicó a las fortificaciones de Cartagena de Indias y Portobelo. En 1645 estaba construyendo el baluarte de Santa Catalina que, juntamente al de San Lucas, formaba el Frente de tierra de la ciudad amurallada. En diciembre de 1649 murió en esa misma ciudad y con su desaparición también se extinguió el apellido de los Antonelli en América.

Castillo de Santa Barbara - Juan Bautista Antonelli

Es seguramente la figura más enigmática, hosca y insociable que se haya dado entre los componentes de la familia que procreó tantos arquitectos y ingenieros militares.

Era hijo de Rita Antonelli, hermana de Juan Bautista y de Bautista, quien casó con Antonio Rota, y nació en 1560 en el mismo pueblo de Gatteo. Cristóbal Roda, por lo tanto, era sobrino de Juan Bautista y Bautista Antonelli y primo hermano de Juan Bautista Antonelli (hijo de Bautista) y de Cristóbal y Francisco Garavelli Antonelli. En los documentos existentes en su pueblo natal, el apellido de su padre aparece como Rota. Roda o de Roda debe verse como la españolización del mismo apellido.

Muy joven, tenía 17 o 18 años, fue llamado por su tío Juan Bautista para integrarse al grupo familiar que ya se encontraba en España. En efecto, para el año de 1578, Juan Bautista, Bautista y los dos Garavelli estaban trabajando en las fortificaciones de la costa levantina y en el norte de África. Cristóbal se incorporó de inmediato al equipo en calidad de ayudante y aprendiz. Desde 1580 trabajó con su tío Juan Bautista en la navegación del río Tajo y con él permaneció hasta la muerte del mayor de los Antonelli, acaecida en el año de 1588. A Cristóbal de Roda le tocó el honor de estrenar la ruta fluvial al mando de las siete barcazas que en quince días cubrieron el trayecto entre Toledo y Lisboa. En 1591, su otro tío, Bautista, que se encontraba en La Habana, solicitó su presencia por necesitar de un ayudante que los asistiera en los varios trabajos que realizaba en Cuba y lo representara durante las ausencias ocasionadas por los viajes de inspección y asesoramiento que lo llevaban a Portobelo, Chagre, Panamá, Veracruz, Santiago y Cartagena. Cristóbal de Roda llegó a Cuba en el mismo año de 1591 y se quedó en La Habana por más de quince años, hasta que Tiburcio Spannocchi, el 4 de agosto de 1607, lo recomienda para dirigir las murallas y otras fortificaciones de Cartagena de Indias. Al dejar Cuba fue a Chagre, Portobelo y Panamá y el 28 de octubre de 1608 llegó a la ciudad amurallada en la costa colombiana acompañado por su primo Juan Bautista Antonelli, hijo de Bautista, que para esa fecha contaba con 24 años.

De los cuarenta años transcurridos en América, Cristóbal de Roda pasó 17 en La Habana y los otros 23 en Cartagena de Indias. Estuvo con su tío Bautista en las obras del Morro y de La Punta hasta el 8 de octubre de 1594, día en el que Bautista dio el adiós definitivo a La Habana. Cristóbal de Roda quedó al frente de las obras cubanas hasta 1608. Son los catorce años más oscuros de su vida y de sus actividades. Sabemos, sin embargo, que nunca abandonó los trabajos defensivos de la entrada de la bahía de La Habana y que, además, intervino en obras urbanas y asesoramiento para el Morro de Santiago de Cuba. En una de las cartas al rey solicitando reconsideración de su sueldo, informa que tenía esposa y dos hijos; posiblemente se casó en La Habana puesto que a esta ciudad llegó soltero en 1591.

Desde 1608, año de su llegada a Cartagena, hasta el 25 de abril de 1631, fecha de su muerte, Cristóbal de Roda prácticamente no se movió de Cartagena a lo largo de 23 años; parece que la única ausencia fue motivada por la reunión de Araya a la cual asistió en compañía de su primo Juan Bautista para tratar con el gobernador de Cumaná sobre la construcción del castillo de las salinas.

Cristóbal de Roda

Cristóbal de Roda

Nació probablemente en España. En 1772 ingresó a formar parte de la plantilla de la Comandancia de Fortificaciones de Cartagena de Indias en calidad de ingeniero ordinario, a las órdenes de don Antonio Arévalo. En noviembre de 1773 viajó a España en uso de licencia. El 1 de mayo de 1774 firmó unos planos en Madrid destinados a perfeccionar el recinto de las murallas de Cartagena. Proponía dos soluciones: primero abandonar el arrabal de Getsemaní reforzando el antiguo recinto y defendiendo la Puerta del Puente; segundo, unir los recintos de Cartagena y Getsemaní formando una plaza grande compuesta de ciudad y arrabal. Para enero de 1776 regresó a Cartagena y trabajó en las obras de reparación del Canal del Dique. Pasó a Bogotá y proyectó el Palacio de los Virreyes y de la Audiencia. En 1780 dirigió los cuarteles de Bocachica. En agosto de 1781 regresó a Cartagena. Y el 26 de septiembre de 1781 fue destinado a Panamá de donde nunca regresó a Cartagena.

Las obras de Juan Jiménez Donoso en Cartagena no fueron tan importantes como las de sus antecesores. En su mayor parte se limitó a dirigir las obras proyectadas por Antonio Arévalo.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951. p. 186.

Antonio Arévalo fue el último de los ingenieros militares españoles que trabajaron en Cartagena. Sus construcciones han perdurado hasta nuestros días y constituyen la mayor atracción turística de la ciudad. Nace en 1715 en la Villa de Martín Muñoz de la Dehesa, cerca de Arévalo en Castilla la Vieja. El 1 de octubre de 1736 ingresó como cadete en el Regimiento de Orán, en donde estudió matemáticas por tres años. Para 1739 viajó a Madrid para comparecer ante la Real Junta de Fortificaciones y obtuvo el grado de Subteniente de Infantería y la patente de «delineador» apto para el ascenso a «Ingeniero Extraordinario». Puesto que obtuvo el 4 de junio de 1741. Después fue destinado a Cádiz donde estuvo a las órdenes de don Ignacio Sala, quien era, ingeniero Director de las Fortificaciones de Andalucía.

El 6 de febrero de 1742 se embarcó para Cartagena por órdenes del Ingeniero Mac-Evan. En el camino conoció La Guayra, Puerto Cabello y Maracaibo. Levantó los planos de San Juan de Puerto Rico y de otras ciudades de las ciudades que visitó. El 29 de noviembre de ese año llegó a Cartagena. Allí levantó un mapa de la bahía de Carta y sus inmediaciones; pasó a Santa Marta, por orden del Virrey Eslava, donde también levantó planos e hizo además las obras necesarias para ponerla en defensa. Regresó a Cartagena y trabajó en el fuerte de San Sebastián del Pastelillo, en el baluarte de San José, en la construcción del cuerpo de guardia y cisternas del Castillo Grande y en los recalzos que se le hicieron a la muralla de la Marina. Trabajó en las obras del Dique de Boca Grande, proyectado por don Ignacio Sala. Viajó a Honda para construir un puente de cal y canto sobre el río Gualí. Viajó a Santafé, donde elaboró el proyecto, que ejecutó en gran parte, de una calzada de media legua de longitud con dos puentes en una llanura anegadiza.

En 1753 reemplazó a Ignacio de Sala, cuando éste visitó Portobelo. Trabajó en el fuerte de San Fernando a órdenes de don Lorenzo de Solís. En 1757 reemplazó a don Lorenzo de Solís, cuando éste marchó a Veracruz. Inició la demolición del castillo de San Luis y el saneamiento de las inmediaciones pobladas de ciénagas, que eran fuente de enfermedades. Se enfermó de gravedad. Dirigió los recalzos que se hicieron a los baluartes de La Merced, Santa Clara y Ballestas. En 1761 se le encomendó la misión de pacificar a los indios del Darién y de practicar el reconocimiento de aquellos territorios. Levantó un mapa general y varios planos de sus puertos y caminos, escribió un diario de viaje, así como una descripción de la provincia y de las ventajas que se obtendrían poblándola ya que ofrecía fáciles pasos hacia el Pacífico.

Para 1762 regresó a Cartagena que estaba en guerra con los ingleses y tuvo que encargarse de sus defensas: construyó las baterías de los cerros de San Luis, San Felipe y San Lázaro, hizo otras en Bocachica, reunió toda clase de pertrechos de guerra, y clausuró las puertas de Santo Domingo y Santa Catalina. Entre 1765 y 1771 trabajó en la construcción del dique o escollera, paralelo a la muralla, desde el baluarte de Santo Domingo hasta el de Santa Catalina. Este Dique sirvió de protección a la muralla de la Marina.

El 26 de julio de 1773 fue ascendido a Brigadier y poco después a Ingeniero Director. En 1782 fue nombrado gobernador interino de Cartagena. Continuó al frente de la Comandancia de Ingenieros de Cartagena y terminó por completo las fortificaciones. El 26 de febrero de 1791 fue ascendido a teniente general de los ejércitos. El 27 de septiembre de 1799 se le concedió pensión de retiro, nombrándolo a su vez Consejero del Estado Mayor del Ejército del Virreinato de Santafé. Muere el 9 de abril de 1800 en Cartagena.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951, pp. 172-189, 260-264.

Plano realizado por Antonio de Arévalo de la bateria del angel San Rafael

Nació en España. Desde muy joven sentó plaza de soldado en la compañía que, al mando del Capitán Miguel de Redín, prestaba servicios en los Galeones de las Indias. Entre 1620 y 1623 fue ayudante del Ingeniero Alonso Turrillo de Yebra, con el que sirvió en Cartagena, La Habana, y otras ciudades, y con el que aprendió la arquitectura militar. En 1623 regresó a Madrid. Pero en 1624 fue enviado nuevamente a las Indias, para que continuase su aprendizaje con el Ingeniero Cristóbal Roda. Para 1627 fue nombrado suplente de Roda, para cuando él se tuviese que ausentar de Cartagena.

El 20 de noviembre de 1631 viajó de nuevo a Madrid por encargo del Gobernador de Cartagena, para dar cuenta del estado de las defensas y entregar los planos de la ciudad, del puerto y de las fortificaciones de la ciudad. Algunos de estos planos se encuentran todavía en el Archivo de Indias en España. El 23 de octubre de 1632 fue nombrado Ingeniero ayudante y reemplazó a Juan Bautista Antonelli (el joven) cuando este tuvo que ausentarse para Araya y Cumaná. Fue nombrado el año de 1637 Capitán de Artillería, por el Gobernador de Cartagena don Antonio Maldonado de Tejada.

En marzo de 1640 dirigió el salvamento de la nave capitana y de los galeones: «Buen Suceso» y «Concepción» que habían encallado en la bahía cuando trataban de pasar el canal de Boca Grande, logrando salvar más de 80 piezas de artillería.

Se sabe que hizo los planos del Fuerte de San Luis de Bocachica en 1642, asimismo el 15 de agosto de 1648 realizó un plano de una torre proyectada para que sirviera de plataforma al castillo de San Luis de Bocachica. Esta nunca se construyó. En 1649 fue nombrado Ingeniero Militar de las Indias, con carácter interino. El nombramiento definitivo lo recibió sino 5 años después. Ya con este nombramiento en 1654 hizo el proyecto de un muelle y espalda a la mar en piedra seca con el fin de remediar los daños causados a las murallas por el temporal de ese año.

El 11 de febrero de tuvo que viajar a Sevilla para rendir informe sobre las fortificaciones realizadas en el presidio de Cavite. En 1667 fue nombrado Castellano del fuerte de  San Felipe de Portobelo. Muere en Cartagena el año de 1670.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951. pp. 115-117.

Plano de Somovilla

Nació en España. En 1733 dirigió las fortificaciones de Andalucía y construyó importantes obras en el Puerto de Cádiz. En este año rindió informe sobre los planos del Arsenal que se pensaba construir en Cartagena, los cuales habían sido elaborados por el Ingeniero Carlos Briones. En 1737 tradujo al español la obra del famoso marqués de Vauban, Ingeniero de los ejércitos de Luis XVI, titulada: «Tratado de la defensa de las plazas», cuya primera edición apareció en la Haya en 1732, y le hizo importantes modificaciones y comentarios. El 10 de Noviembre de 1748 fue nombrado, por una Real Cédula, Gobernador de Cartagena y Capitán General de la misma. El 21 de noviembre de 1749 arribo a Cartagena y se posesionó de su gobierno. El 12 de marzo de 1750 inició la construcción de un dique en el Canal de Boca Grande, hizo construir de nuevo la batería de San José, en el fuerte de Bocachica, la cual había sido destruida por los cañones de Vernón. Esta se construyó sobre un bajo de arena, en la orilla izquierda del Canal. En 1751 realizo los planos del Fuerte de San Fernando y de la batería de Santa Bárbara para defender el Canal de Bocachica. En 1752 renunció a su cargo y marchó a Portobelo, Panamá, con el ingeniero Hernández, para disponer las fortificaciones de esta plaza. En 1753 regresó a Cartagena e hizo el plano del cimiento del Fuerte de San Fernando. Para 1754 se embarcó para España en el Navío Holandés: «La Unión«. Murió probablemente en España.

Enrique Marco Dorta: «Cartagena de Indias». Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano Americanos de Sevilla. Sevilla, 1951, pp. 161-166,172-174, 181-185.

fuerte bateria de san josé

Nació en la villa de Ocaña, provincia de Toledo, hacia el año 1570, y fueron sus padres Juan de Huerta y María de Salcedo. Sabemos que siendo todavía muy joven, en tiempos del prior fray Diego de Talavera, ingresó en el Monasterio de Guadalupe el 8 de junio de 1588.

Partió el 3 de enero de 1599 a las Indias en compañía del padre fray Martín de Posadas con la empresa de difundir la devoción a la Virgen de Guadalupe, recoger los donativos que en aquellas tierras se hacían al monasterio extremeño y reglamentar su envío para el futuro. Dicha tarea pretendía dar fin a los numerosos abusos hechos con estos donativos de los devotos americanos, que no llegaban, o lo hacían difícilmente, a las arcas del monasterio. Conocemos con bastante exactitud la peripecia de ese viaje gracias a su obra Viaje de Diego de Ocaña en el virreinato del Perú. Así llegaron a Puerto Rico el 24 de marzo y, tras una escala en Cartagena y Portobello, desembarcaron en Panamá el 1 de mayo de ese mismo año. En la ciudad de Lima, a la que llega el 23 de octubre, se detiene hasta el 6 de febrero del año siguiente. Fundó la capilla de la Virgen de Guadalupe que fue levantada en dicha ciudad por Alonso Ramos Cervantes y su mujer. Se sabe que el fraile jerónimo pintó la imagen para esta capilla y que dicha imagen se enriqueció con un número considerable de joyas.

Así embarca en el Callao, el 6 de febrero de 1600, con dirección a Chile, región que recorrería por tierra hasta el estrecho de Magallanes. Se sabe que su regreso fue bastante accidentado, dado que tras una revuelta de los indios de Chile tuvo que atravesar los Andes hasta llegar, por Paraguay, a Potosí. Se detuvo algún tiempo en las ciudades de Potosí, Sucre y sus alrededores, hasta junio de 1603. Aprovecha ese tiempo para hacer imágenes de la Virgen de Guadalupe para el Convento de San Francisco de Potosí y para la Catedral de Sucre. El 16 de junio de 1603 marcha para Chuquiabo, Copacavana, Arequipa y Cuzco, en donde realiza también imágenes de la Virgen de Guadalupe. Llegó muy enfermo a Lima, donde se detuvo hasta agosto del año 1604.

En la navidad de ese mismo año embarcó para México. Es entonces cuando termina su narración. Nada sabemos nosotros de su vida desde ese momento hasta el año de su muerte, acaecida en la Nueva España, cuando contaba con cuarenta años de edad, que se conoce por las noticias que llegaron sobre la misma al Monasterio el 17 de noviembre de 1608. Fue, en fin, el padre Ocaña un hombre polifacético. Misionero y enviado especial de Guadalupe a tierras americanas supo compaginar pintura y escritura, artes que cultiva con notables aciertos, con el esfuerzo continuo por cumplir la empresa que se le había encomendado.

fray Diego de Ocaña