Este artículo que hoy presento me parece sumamente interesante, ya que es algo cotidiano y que pocas veces nos paramos a pensar, me refiero al significado de los sonidos de las campanas. Para todos nosotros es muy conocido ese característico sonido de las campanas de las iglesias, sin embargo, realmente no es de nuestro conocimiento la serie de sutilezas y reglas que se tienen, y tuvieron, por parte de la iglesia católica sobre cómo y cuándo debían tocarse.
La Oración del Alba
Se comenzó a tocar el martes 28 de marzo de 1684 en Nueva España, e indicaba un momento de oración, de abril a septiembre de daba a las cinco de la mañana y de octubre a marzo a las cinco y media; aunque en septiembre de 1687 se daba a las cuatro de la mañana.
La Oración del Medio Día
Es más antiguo que el del alba, ya que comenzó el domingo 15 de abril de 1668 en Nueva España, otro toque de oración se efectuaba al ocultarse el sol.
Divino Redentor
Este toque fue introducido en Nueva España en 1676, por el padre jesuita José Vidal, se daba a las tres de la tarde en memoria de la muerte del Divino Redentor. El 13 de diciembre de 1740, Benedicto XIV dió orden de que se tocase en todas las iglesias, catedrales y parroquias, y que además se rezaran cinco Padre-nuestros y Ave-Marías.
Es muy probable que los tres toques (mañana, medio día y tarde) se originaran por el hecho de no saber la hora en que fue anunciado el misterio de la Encarnación del Divino Verbo, y deseando recordarlo todos los días se mando que se diese en esos horarios.
Misa
El toque al tiempo de alzar en la misa de la catedral es muy antiguo, ya que se comenzo a ejecutar el 31 de mayo de 1541, pocos días después de haber sido acordado por el Cabildo Eclesiástico.
Difuntos
El doble por los difuntos a las ocho de la noche comenzó a principios del siglo XVII; tenía una duración de un cuarto de hora, pero el día de muertos, solía prolongarse una hora o más. La muerte de los Capitulares se anunciaba tañendo la campana mayor y de acuerdo a la categoría del difunto: las dignidades con cuarenta campanadas, treinta la de los canónigos y veinte la de los racioneros; a todos ellos seguía un doble. Adicionalmente se daba un toque que se llamaba de «vacante», anunciando que quedaba el empleo eclesiástico sin cubrir. Se doblaba también por la muerte de un laico, pero se realizaba en el templo en que se sepultaba. Este toque o el «doblar», llegó a ser muy común y popular, tanto que se volvió molesto, sobre todo durante las épocas de grandes epidemias, como la de viruela en 1779, donde incluso el virrey don Martín de Mayorga, mando al Arzobispo que se pusiese remedio a tal toque.
Plegaria o Rogativa
Cierta combinación en el tañido de las campanas distinguía el «toque de rogativa»; esté se daba como invocación para alcanzar de Dios el remedio de alguna grave necesidad como sequía, epidemias, guerras, etc. Este toque solía durar treinta minutos, pero a veces se prolongaba una hora.
Repique
El repique era toque de regocijo. Se repicaba generalmente por la entrada del rey en el gobierno y/o algún acto que lo ameritaba.
A Parte
Se ignora si el toque a parte tenía alguna característica especial, pero Robles consigna que el 5 de julio de 1683, que con motivo de haber nacido el hijo de la virreina, se «tocóse a parte» en algunas iglesias, y en la Catedral tres veces.
De Queda
El toque de queda, ya aparece en los documentos a principio del segundo tercio del siglo XVI, tenía por objeto avisar que, a no ser por motivos inaplazables, debían mantenerse en casa. Este toque generalmente comenzaba a las nueve de la noche y duraba hasta las nueve y media. A finales del siglo XVII principiaba a las 10 y duraba solamente un cuarto de hora, forma en que continuó hasta 1847, fecha en la que cesó definitivamente.
A Fuego
El toque a fuego se daba en los casos de incendio. El caso más antiguo que encontramos de este toque es del 20 de septiembre de 1677, cuando en la casa de las monjas de Santa Clara, se tocó a fuego en su templo.
Campanas de México, Abelardo Carrillo y Gariel, UNAM, 1989, p. 19-31